Esto es el Atlético de Madrid

Lo de anoche en el Metropolitano fue una noche mágica. Una de esas que vertebran la historia, que ayudan a encajar bien las piezas, a enseñar los valores y tantas otras cosas que los rodean. No es la victoria, que también, pero no es sólo la victoria, que no es más que la consecuencia inevitable de todo lo demás. Es lo que subyace de ella, la capacidad de enfrentar la adversidad, la manera de sostenerse cuando todo se derrumba a tu alrededor, las varias vidas en una sola y sobre todo, entender que hay cuestiones que solo pueden resolverse desde la emoción, que hay vidas que solo pueden entenderse desde ahí, desde un sentimiento profundo e inexplicable que mueve todo lo demás, incluso aquello que parece imposible de mover. Todo eso es el Atlético de Madrid. Muchos lo vieron pero tal vez no todos lo entendieron. Ni falta que hace. Pero eso es, algo único, inconcebible, y por supuesto, extraordinario.

Llegaba el Leverkusen con una racha inmaculada de victorias, uno de los equipos más en forma de Europa y lo demostró desde el minuto uno dominando de cabo a rabo la pelota, el juego, el partido. No entró con buen pie el Atleti, se defendía como gato panza arriba muy encajado en su área, no conseguía conectar contragolpes, salir de alguna manera de aquel asedio posicional y cuando tan mal estaban las cosas, se pusieron peor. Barrios cometió un error de infantil y realizó una entrada de estas exageradas, sin maldad, de pura imprudencia, que lo llevó a la caseta con una roja directa avisada al árbitro desde el VAR. Si las cosas estaban mal con once, faltaban setenta minutos para encararlas con diez.

Los de Simeone empezaron ahí a demostrar uno de los preceptos básicos de toda su filosofía, la fortaleza del grupo. Los jugadores entendieron a la perfección que jugar estar con uno menos podía ser una oportunidad de estar más juntos, de demostrarse que el grupo siempre es más importante que el individuo y a fe que lo hicieron. Los de Xabi Alonso no supieron gestionar la ventaja, se vieron tan superiores tal vez, que cuando llegaban al último eslabón defensivo perdían las ideas. El Atleti se defendía cómodo en su bloque bajo. Esperaba el descanso para escuchar las palabras mágicas pero justo antes, en el cuarenta y cinco, en una pelota al segundo palo mal defendida por Giuliano, el conjunto alemán asestó el mazazo del gol y se adelantó en el marcador. Así, todo el mundo cabizbajo a los vestuarios.

Parecía imposible darle la vuelta a ese partido con un jugador menos, pero el Atleti hizo lo simposible, como suele acostumbrar. Entró Reinildo para suplir a un golpeado Galán y todo ele quipo salió con convicción cuando cualquier otro hubiera salido con conmiseración sobre su propio mal. Cda uno de los jugadores que estaban en el campo supo exactamente lo que tenía que hacer en cada momento. Había uno menos, pero también había uno más, porque la grada entendió que era una noche de Atlético de Madrid, y el Atleti no es nada sin su gente, que empujó de una manera que hacía temblar los televisores a cientos de kilómetros de distancia. Entonces, todo eso, generó un torbellino emocional en el que el Bayer no supo manejarse. De repente el equipo más en forma de Europa se vio engullido por una fuerza extraña con la que no contaban, y que se desató con un pase largo de Griezmann que parecía no ir a ningún lado, pero allí apareció al galope Julián, cruzando todo el campo, aguantando el mal despeje de un defensa, acomodando al otro con toque de cabeza y, mientras todos encogían el aliento, ya dentro del área, cruzando de zurda a un portero que se vio de repente tan sorprendido como todo el mundo. El Atleti había empatado el partido, pero había hecho algo mucho más importante, desatar la furia sentimental de todo el estadio.

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MADRID, SPAIN – JANUARY 21: Julian Alvarez of Atletico de Madrid celebrates scoring his team’s second goal during the UEFA Champions League 2024/25 League Phase MD7 match between Atletico de Madrid and Bayer 04 Leverkusen at Riyadh Air Metropolitano on January 21, 2025 in Madrid, Spain. (Photo by Angel Martinez/Getty Images)

Desde ese momento, quien pareció estar con diez fue el Leverkusen, que perdió el control del partido y el ánimo, descolocado en las oleadas que venían ora del césped, ora dla grada. Jugadores que ganaban todas las pelotas divididas, que peleaban exhaustos por cada metro de terreno, que buscaban al rival para igualar. Hinchas que sometieron al partido a una locura incomprensible. Hincapie compró el billete que le buscó Giuliano y en el setenta y siete recibió la segunda amarilla y el Leverkusen volvió al punto de partida. El aura del estadio casi explota. Entró Correa, y en el noventa, tocó una pelota que recogió Julián dentro del área. Todos hubiéramos definido de primera, todos esperábamos ese toque de interior pero Julián recortó en una baldosa al portero, nos dejó a todos sin aliento en ese microsegundo que tardó en tocar de nuevo para que la pelota entrara suave en el fondo de la portería.

Corrió y saltó frente a la grada que estaba en éxtasis, entregada a la humildad de ese jugador, súpercrack, que parece haber nacido para jugar aquí. Todo el mundo se volvió loco en aquella esquinita del fondo sur y cuando se trataba de recuperar la compostura, Giuliano Simeone lo resumió todo con una frase sencilla: “Juli, esto es el Atlético de Madrid”  

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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5 Comentarios

  1. Reforzando el misterio permanente que es el Atleti, la expulsión nos vino muy bien, de hecho es lo que cambió el partido, aunque en ese momento creo que todos exclamamos ¡ adiós! vaya manera de arruinar un partido en el que ya nos estaban merendando. Los 5 defensas, otra vez, más la expulsión, más esos primeros 25 minutos desastrosos, eran para echarse a temblar.
    La maravilla del vuelco que se le dio a todo desde la emoción la ha explicado muy bien Pineda, y la gesta fue memorable, pero creo que bastantes nos preguntamos por qué planteamos el choque de entrada como si fuésemos muy inferiores, porque eso es lo que pareció. ¿Es un equipo muy fuerte, el alemán, juega muy bien y está en racha ? ¿ Y nosotros no ? Era un partido de liguilla, no definitivo, jugábamos en casa, y no creo yo que hubiera razones para tanto respeto. Está en las antípodas del Atleti ser vanidoso o ir de sobrado. Además, sabemos que de hacerlo nos llevaremos un seguro y merecido sopapo futbolero. Pero pecar de lo contrario, mostrarse con una actitud de equipo muy inferior cuando no lo eres, cautelas propias del deporte aparte, no tiene mucho sentido para mí.

    Julián es un delantero de talla mundial. Creo que todavía no hemos salido del asombro que nos causó en verano su fichaje. Un jugador hecho para el Atleti. Acierto pleno.

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  2. En efecto, la humildad de un jugador que parece apropiado para jugar en el Atleti: Julián Álvarez.

    Mal planteamiento inicial de D. P. Simeone, excelente y sabia rectificación sobre la marcha tras expulsión de Barrios (que parece despistado en los últimos partidos, como si le hubiesen tentado con una oferta muy jugosa de otro club y tuviese la mente en otra parte, quien sabe si en la Castellana), volviendo al error de cinco defensas y error, señor articulista, no de Giuliano, sino de Nauhel Molina, tercer central en el gol alemán. Nahuel ni siquiera salta para despejar el balón como hubiese hecho cualquier central. Para haber jugado con tres centrales, mejor haber sacado de inicio a Le Normand. Es lo que ocurre cuando se juega con cinco defensas, vuelven a colgar balones desde banda fácilmente (por jugarse con dos carrileros largos que dejan huecos cuando se incorporan al ataque) y se dejan huecos en la banda opuesta al centro porque la defensa tiene que vascular a la banda de ataque. Está ya más que visto, pero Simeone parece estar continuamente tentado a repetir ese error, gracias a Dios cada vez menos. No se defiende mejor con cinco que con cuatro, pero parece que todavía le cuesta asimilarlo.

    Excelente reacción del equipo en el segundo tiempo, particularmente de D. P. Simeone, que no tocó el once (diez) inicial y que, con 10, jugó mejor volviendo a cuatro defensas y con Griezmann, algo flojo últimamente, en la banda izquierda del centro del campo con Reinildo defendiendo. Supo aplazar los cambios al momento adecuado.

    Partidazo de Giuliano (descomunal sus subidas) y de Reinildo (cuando toque defender, por favor que saque a este jugador en lugar de a Galán. Galán mejor cuanto toque atacar) además del de la estrella goleadora. Partido excelente también de los centrales Lenglet y Giménez, así como de Llorente en el despliegue físico que el partido exigía. De Paul también estuvo campeón. Este jugador, si quiere y se compromete, puede ser un crack mundial. Pero solo si quiere. Si le da por el trote cochinero pampero, no aporta nada bueno. Ayer se vió al De Paul campeón del mundo. Que siempre sea así y que Simeone le de relevo en los partidos menos exigentes.

    Y en lo negativo, hasta lo de Barrios puede ser instructivo para el chaval en lo sucesivo, porque así aprenderá a poner mucha más intensidad para llegar a tiempo a los balones y a estar más centrado en el partido y no en otras cosas. Mejor cometer estos errores cuando todavía se puede rectificar, en fase de clasificación contra equipos no top (el Leverkusen, se diga lo que se diga, llevase la racha que llevase, hubiese ganado la anterior Bundesliga, no es el Bayern de Munich, ni el Manchester City, ni el Liverpool, ni el Inter de Milán, ni muchos otros equipos top), que en las eliminatorias, cuando será mucho más difícil reparar el error por parte de los compañeros. En las elemintatorias debe estar concentrado al 100%, tanto en casa, como fuera, controlando la «emocionalidad» que tantas malas pasadas ha jugado al equipo en su historia en momentos clave, tanto en casa como fuera. Para los momentos emotivos se tienen los que suceden al pitido final. Es entonces cuando los jugadores deben descargar la tensión acercándose a la grada, a su afición. No antes. Durante el juego, concentración máxima. De otro modo, no se ganará título alguno, pues fuera del Metropolitano faltará ese apoyo que ayer llevó al equipo «en volandas».

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  3. Julián Álvarez no se caracteriza, precisamente, por tener un gran regate o por ser un excelente asistente mediapunta. Su velocidad tampoco es excesivamente destacable. Y suele fallar bastantes ocasiones claras. Con el Leganés, estrelló un balón en el larguero y falló dos mano a mano. Pero no se desanimó en absoluto por ello.

    La principal virtud de Julián Álvarez es una que deberían tener todos los delanteros sobre los que recae la responsabilidad de convertir en gol las ocasiones: intentarlo una y otra vez sin desanimarse, perseverar y perseverar sin dejarse abatir por los fallos. Es una virtud que tenía un delantero histórico del Atlético de Madrid cuyos vídeos deberían ser vistos por los delanteros como ejemplo de perseverancia cara al gol. Se trata del último o uno de los últimos pichichi que tuvo el Atlético de Madrid, Manolo Sánchez Delgado «Manolo». Manolo no se lo pensaba dos veces cuando tenía oportunidad de gol. Tiraba a puerta todo lo que le llegaba. Fallaba, sí, pero no dejaba de intentarlo una y otra vez. Llegó a meter 27 goles cuando fue pichichi y de no haber sido por el robo arbitral recurrente, hubiese hecho con ellos campeón de liga al Atlético de Madrid. Su actitud, a pesar de que a veces fallaba goles claros, era ejemplar en lo que a perseverancia se refiere. Apenas se le notaba bajón moral alguno en el campo. Siempre ávido de marcar. Que gran delantero tuvo el Atlético en Manolo, que no tenía precisamente cualidades excepcionales, pero que no dejó por ello de ser un grandísimo delantero que dio muchas alegrías a la afición atlética.

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  4. Satisfecho por el triunfo, pero, creo que el Cholo, se equivoca con el planteamniennto de 5 defensas. Resta efectivos en el centro del campo, y en la delantera. Julián me parecce mejor que el francés del Madrid.

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  5. No se puede expresar mejor lo que sentí y viví en el estadio.

    Un atlético de décadas.

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  1. Reinildo honró la profesión de defensor - La vida en rojiblanco - […] y se actuar contagió al resto de sus compañeros que realizaron una segunda parte magistral. Todos sabemos lo que…

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