La primera parte en el Giuseppe Meazza fue justo tal como se esperaba, dos equipos que no concedían espacio ni respiro. Una batalla táctica asfixiante, en la que todas las marcas parecían sincronizadas, en las que no había tiempo, tres toques y pérdida, tres toques y recuperación. Ninguno de los dos equipos pretendía dejar una opción, como si quisieran descomprimir el partido, sacarle el aire, que nadie tuviera la posibilidad de ver la cara a los porteros. El partido tenía una intensidad magnífica, y el Atleti salió a él como debía, sin conceder nada, con Llorente repitiendo arriba para apretar en la presión, con un Witsel imperial, un tremendo jugador que ha sabido dar un paso atrás para dar tres adelante, un ejemplo de que la inteligencia acelera el juego, de que la velocidad no sólo está en las piernas. La tuvo Lino en una jugada de desborde, la tuvo también Lautaro en un cabezazo que blocó fácil Oblak. Cuarenta y cinco minutos de igualdad extrema.
En la segunda mitad el Inter salió sin Thuram, que se retiró tocado a los vestuarios. El Atleti cin Giménez, al que suplió Savic. Salió mejor el equipo interista, que hundió al Atleti en su terreno. Apretó el estadio, apretaron los de Inzhagui, y en las botas de Arnautovic, el sustituto del delantero francés, estuvo la ventaja para el Inter. Falló dos ocasiones clamorosas, pero tuvo su premio a la tercera. Antes, Simeone corrigió sacando del partido a Saúl y dando entrada a Morata. Llorente a mediocampo. El Atleti mejoró y mucho, volvió a tener el balón, rebajó las ínfulas de los italianos, volvió a retomar el control. Pero el técnico italiano metió refresco y con él a Dumfries, un jugador que fue un pulmón nuevo para su equipo y para el partido. Por ahí, por su exuberancia física en la derecha volcó el peligro el Inter.

Simeone metió en el partido a Barrios y a Reinildo sustituyendo a Nahuel y Hermoso, que tenía amarilla. De nuevo, como frente al Athletic Club, fue Reinildo, el que nunca falla, el que volvió a fallar. Dudó en una pelota en el medio y eso dio con Lautaro frente a Oblak, que le ganó el mano a mano, pero no pudo con el rechace, con el que Arnautovic hizo su particular quite del perdón. En ese momento corrió peligro la eliminatoria, porque el Inter se fue con todo a por ella. Supo contener el Atleti, reponerse al error terrible, al error que te mata, y pudo sobrevivir, mantener el hálito de esperanza. Contuvo al Inter e incluso pudo lograr el empate, lo tuvo Morata en un cabezazo que se le fue desviado, Llorente en un mal remate, Lino en una precipitación. Pero ya no hubo equilibrio. Ganó el Inter, uno a cero, y así va a jugarse el Atleti la temporada, en los partidos de vuelta con un gol en contra. Veremos si, como dice Simeone, puede acomodar alguno de los resultados. Lleva dos goles en contra por dos errores groseros y llegados a este punto, el error ya no se perdona, el error te mata. El Metropolitano espera.
21 febrero, 2024
El error, repetido, de su delantero, es lo que matará al Inter ¡juas! En este minuto soy optimista, y de aquí a la vuelta cambiaré de ánimo cien veces. Pero para Inzaghi, el entrenador interista» es una pena haber ganado por solo un gol» porque es muy probable que se tenga que acordar de las que falló.
Me parece injusto hablar del fallo de Reinildo. No es ningún fallo como en la Copa, es una indecisión, propiciada por la misma situación de de Paul y de la que tiene mucha suerte el Inter para aprovecharse. Hasta Lino, que estuvo en todas, pudo habérsela sacado al delantero ese del que no pienso aprenderme el nombre.
¡Vamos Atleti! ¡Aúpa siempre!!