El equipo molesto
El Atleti va poco a poco amoldando su horma perfecta. La del equipo molesto que siempre fue, construido con el esfuerzo innegociable, hilvanado con la solidaridad que disimula ausencias, que pone al grupo por encima de todo y hace que cualquiera parezca nadie si trata de alejarse del resto. El Atleti bate registros construyéndose desde atrás, de una seguridad buscada, poniendo en liza el verdadero valor de un gol. Con esos preceptos se convierte en el equipo molesto que quiere ser, sentado a la mesa de los grandes para romper la monótona etiqueta, aunque algunos traten de ocultar siempre su presencia. Uno a cero a uno acero el Atleti ya es segundo y amenaza con tirar del mantel para violentar a los que todavía no quieren verlo.
El del Alavés fue uno de esos tantos partidos que parecen fáciles pero no lo son. Los de Abelardo pertrecharon a su equipo atrás tratando de evitar el gol que acabaría con el partido, y, durante buena parte del mismo albergaron la opción de llevarse el punto del cero a cero, el único que les era posible. Con una intensidad defensiva a la altura del rival, los vitorianos pusieron en complicaciones a los de Simeone que, con el balón en posesión absoluta, no encontraban el camino para hacer daño a la defensa rival. Pudo marcar Saúl en un tiro desde la frontal, y también Gameiro, que se durmió en la mejor ocasión del primer tiempo, pero el Atleti se embarullaba en la zona de creación, no encontraba a Griezmann, tampoco a Koke, era todo horizontal e inerme.
En el segundo tiempo Simeone dio entrada a Correa para agitar el partido, después Torres y Carrasco pusieron toda la carne de la que dispone el argentino para el asado. El partido siguió los mismos cauces, mucha posesión, poca verticalidad, pocos espacios. El Atleti se ahoga en un fútbol sin espacios, no necesita el balón para respirar, necesita un poco de terreno. Transcurría el tiempo y la ansiedad hacía peligrar el resultado cuando en el setenta y cuatro una internada por la derecha de Vrsaljko sirvió para que el niño Torres se estrenara en Liga y anotase el gol que sería de la victoria. Cuando el Atleti marcó, el Alavés supo que su trabajo había acabado y el Atleti volvió a ser ese equipo impenetrable que gana siempre si marca primero, ese equipo que no necesita más de un gol para sumar tres puntos. Parece poco un gol, pero es mucho.
Con el de ayer, el Atleti se coloca segundo y acecha al Barcelona. La Liga es una posibilidad que abrió el adiós a la Champions pero sobre todo, la convicción de este grupo en ser siempre ese equipo molesto, el del uno a cero, que desespera a los rivales, que no permite a nadie conocer la cara de su portero. Ese que juega tan mal, según los gurús del fútbol patrio pero que, agarrado a ese fútbol fascinante para los suyos, continua construyendo leyendas y derribando barreras imposibles.
Foto: clubatleticodemadrid.com