Escrito Por José Luis Pineda on Sep 29, 2023 | 8 Comentarios

El Atleti anda ejercitando la supervivencia, trata de no caerse de la Liga con ímprobos esfuerzos. El otro día vino el Madrid, ayer fue el Sadar. Los efectivos de la plantilla son cada vez más escasos, a la ya innumerable lista el derbi dejó dos nombres adicionales: Correa y Savic. Y en Pamplona rescató tres de esos puntos que saben a gloria, tal vez porque fueron demasiado sufridos, tal vez porque estuvieron demasiado en el alero. Uno de eso triunfos necesarios cuando se quiere pelear por lago, jugar mal y ganar. Ganar también cuando se juega mal. La dinámica de la supervivencia.

Con trece jugadores de la primera plantilla viajó Simeone y dispuso sobre el campo lo mejor que tenía, el mismo once del derbi con la sustitución de Savic por Witsel, obligado por la lesión del montenegrino. Arrancó bien plantado el Atleti y aprovechó que Osasuna no se ubicaba en el partido para hacer el primer gol, pase de Hermoso, intento de remate fallido de Morata y Griezmann que recoge el rechace del portero para disparar a bote pronto y poner por delante a los rojiblancos (ayer de nuevo con ese horrible verde) en el marcador. Desde entonces, el Atleti ofreció su versión férrea, sin fisuras, todos juntitos, como una formación de tortuga de una legión romana, protegiéndose, tratando de atacar aunque sin mucha precisión en la combinación. En ese intervalo el partido estaba para ahondar en el marcador, para resolverlo, pero al Atleti le faltó una mejor salida, le faltó una mayor precisión, y no lo hizo.

En la segunda mitad apareció la peor versión, el equipo excesivamente hundido y Osasuna empujando con todo lo que tenía, que se vio que era más de lo que había aparecido en la primera mitad. Con la grada enardecida en el empuje de los suyos, los pamplonicas se esmeraron en aperturas a banda y centros laterales, sabedores de que ahí sufre el Atleti. Centros y córners, centros y córners, y la sensación de que si el Atleti no conseguía detener aquello el empate iba a llegar. Inoperantes en la salida, incapaces de dar dos toques ante la presión asfixiante de los locales, el Atleti reculó tanto que terminó recibiendo el gol en el bote de un saque de esquina. Fue salvado por la campana de Munuera, que señaló la falta previa de Aimar a Witsel. Tuvimos que verla en la repetición y alimentará la polémica, pero el árbitro fue valiente y el VAR refrendó su decisión.

Simeone había dado entrada a Azpilicueta, y después a Riquelme, que fue decisivo, pues al poco del susto mortal, consiguió definir brillantemente una contra lanzada por Lino, que acumula una nueva asistencia de gol. El canterano detuvo de súbito el aliento de El Sadar, puso el gol de la tranquilidad, y el Atleti se llevó esos puntos tan necesarios en un recorrido tan largo. Todavía es septiembre. Conviene recuperar bajas. Mientras tanto toca sobrevivir.  

Foto: Getty Images