El Athletic de Bilbao visitaba el Metropolitano en su 125 aniversario y el hijo tuvo un detalle con el padre que merece ser elevado por todos. El Atlético de Madrid cedió la rojiblanca, dio las gracias y rindió un bonito homenaje sobre el césped a jugadores y técnicos que habían defendido ambas zamarras. Así se respeta y se construye la cultura del fútbol, admirando los orígenes, hermanándolos, recordándolos, honrándolos. La rivalidad, que es siempre necesaria, sólo excluye este tipo de actos para aquellas mentes cerriles que no pueden ver más allá de sus propias narices. El Atleti siempre fue un buen hijo, uno orgullos que no se contentó ni se conformó y que termino construyendo un gigante en torno a aquella idea primigenia. Todos debemos saberlo y respetarlo.
Luego, el partido, fue un tanto aburrido al principio. Dos equipos con muchas precauciones, muy temerosos del rival y de sí mismos, cicateros, mirando para atrás, desconfiados de lo que podía suceder en la espalda. Así, uno abría y cerraba los ojos y podía irse al minuto sesenta apenas con un tiro a puerta de Carrasco, bien atajado por Agirrezabala, un nuevo valor de esa cantera inagotable de grandes porteros que es Lezama. Pero ahí, en el minuto sesenta, cuando Simeone empezó a introducir cambios, el partido comenzó a girar de óptica. Entró Barrios por De Paul y Morata por Correa y, sobre todo el canterano, dio un aire fresco al ataque colchonero. Salió como debe salir el chaval, con valentía, mirando siempre para delante, contagiado por Griezmann, que se tiró a la izquierda y desde ahí, comenzó a mover todo el partido en torno a él. Simeone lo vio, que el partido estaba allí, en las botas del zurdo del pelo rosa y por eso metió a Memphis por Carrasco, para acostar al francés definitivamente en su banda y darle un apoyo adicional desde donde construir.
En la primera pelota que tocó Depay, Antonie elaboró una pared que le sirvió para meterse en el área desde tres cuartos, conducción perfecta, pelotita cosida a la bota y ya en la zona de castigo, cruzar un zurdazo al palo largo que dejó sin opciones al cancerbero bilbaíno. Por primera vez el Metropolitano, que continua con la absurda guerra civil, gritó al unísono y celebraron el que sería el gol de la victoria. El Athletic no tuvo apenas reacción. Al Atleti le faltó temple y pulso para cerrar el partido y el resultado exiguo solo sirvió para encumbrar las labores defensivas de Reinildo, que estuvo excelso en todo el partido, y las virtudes inacabables de Griezmann, al que se podía ver tirando paredes con Morata y yendo al suelo para cortar un avance del rival en el lateral de área propia en exiguos lapsos de tiempo. Antoine en modo total.
Griezmann se impuso una vez más al Athletic y dejó en casa tres puntos de oro que sirven para confirmar la buena trayectoria del equipo tras el mundial y las salidas y que permiten acudir al Bernabéu con la motivación de la tercera plaza y la tranquilidad de la cuarta.
Foto: atleticodemadrid.com
20 febrero, 2023
Sin duda, lo mejor del partido fue ese homenaje al Athletic.
Enhorabuena a todos los que lo han hecho posible, a la asociación de veteranos y a la dirigencia del Atleti SAD, porque con estos actos se reconocen valores del deporte como la confraternización y dan una lección a los más jóvenes sobre lo que significa verdaderamente el deporte, más allá de ser millonario y conseguir títulos a toda costa.
Fue todo un lujo ver reunidos con la bufanda doble, hecha ex-profeso, a los Andoni Goikoetxea, Javi Clemente, Jabo Irureta, Julio Salinas, Pizo, Peio Uralde, Nagore, etc.