La sensación es que el Atleti ganó en Balaídos cuando ya ni lo esperaba, ni lo merecía, ni lo que es peor, lo había buscado con determinación. Es la tercera victoria de último minuto. Nueve partidos en la temporada, tres ganados en el último suspiro; el primero, San Mamés, fue un subidón, el segundo, Leipzig, un acto de justicia, en cambio en este tercero la alegría de tres puntos que son de oro no opaca la preocupante imagen del equipo.
Continuó Simeone con el reparto de cargas. Volvieron los centrales titulares, Giuliano al once inicial por primera vez, Nahuel posibilitó ver a Llorente en el medio de nuevo para que descansara De Paul y Julián tampoco fue de la partida. El primer tiempo fue, como empieza a ser habitual, de puro trámite. El Atleti se protegió bien de un Celta que, en casa, venía con una racha extraordinaria y demostró que no era casual, los vigueses buscaron la portería con ahínco, aunque se encontrasen con un muro inicial y por último con Oblak, que sostuvo el partido en el minuto cuarenta con una parada de esas que muchos le añoraban a tiro de Aspas desde la frontal.
Es una cosa extraña fuera de casa, y que tampoco es nueva, es como si a Simeone, a los jugadores, le vinieran excesivamente largos los partidos, como si el plan fuese acortarlos, que los primeros cuarenta y cinco minutos no existan, que pase el tiempo para llegar al punto de resolución sin demasiado desgaste. Así, en la segunda mitad, comenzaron los cambios y lo mollar en el partido. Primero entró Julián por Koke, después, Riquelme y De Paul por Giuliano y un desaparecido Sorloth y por último, Correa sustituyó a Molina. No ocurrió nada hasta entonces, excepto que el Celta pudo ganar el partido en un remate de Borja Iglesias que detuvo milagrosamente el cancerbero esloveno y también en un chut un tanto lejano pero muy potente de Iago Aspas que se fue por encima del larguero. Hubo a partir de la entrada de Correa una disrupción, por primera vez, en el ochenta, el Atleti quiso o al menos dio la sensación de que pudo ir a por el partido. Hubo presencia en campo rival, hubo un paso atrás del Celta, que ya no pudo salir más de su cueva y hubo las prisas típicas de aquel que ha desperdiciado el tiempo. Y entre todo eso, también hubo un milagro, un pase de Antoine al segundo palo y la aparición de la araña, cual superhéroe, que en un remate difícil en la ejecución, hizo el gol que daba el triunfo de oro, la victoria en el alambre. Era el minuto noventa.
El equipo no está bien, no encuentra equilibrio ofensivo, no encuentra el balance, el juego. En dos días, el derbi.
27 septiembre, 2024
El caso es que se ganó un partido, aunque no mereciéramos ni el empate.
Creo que el atlético, no merece dar estos espectáculos tan infames, teniendo en cuenta la calidad de nuestros jugadores.
La cuestión, es que si el Cholo lo hiciese a posta, no le saldría mejor. No sé que pasará el domingo contra el Madrid, pero jugando como ayer, ya sabemos lo que puede ocurrir. Hace pocos meses, mos drtijíamos al palco, pidiendo fichajes. Si esto mo cambia, hay que pedir la destitución de un entrenador, que lleva más de una década, y no es capaz de sacar rendimiento a una polantilla que ñuede jugar mucho mejor. Muchos jugadores, no quieren venir al atlético por culpa del entrenador. Merino el ex de La Real, es el último ejemplo.
27 septiembre, 2024
A veces los resultados son malos y se juega muy bien, otras los resultados son buenos jugando no tan bien.
En ambos casos el culpable es el entrenador y hay que echarlo.
Ante tales argumentos no hay nada que hacer