Ochenta minutos duró la infamia. Ochenta minutos en los que el Atleti no fue capaz de superar al Vic, un equipo del que le separan no solo miles de millones, cinco categorías, sino también la profesionalidad. Ochenta minutos resistió el aguerrido equipo catalán sin encajar un gol y lo hizo también de manera infame, con un penalti inventado por el árbitro, justo de la manera en la que el Atlético de Madrid no quiere ganar, tomando ventajas que no les son propias -aunque también cabe resañar que en la primera parte el colegiado dejó de señalar un penalti clamoroso por manos y tal vez ese hubiera cambiado el rumbo del partido.
El partido fue un desastre, se supondría una goleada de escándalo, un equipo que mostrase la infinita superioridad de principio a fin ante chavales que por la mañana habían estado trabajando en la construcción, pero no fue así. El partido fue un cúmulo de despropósitos, el gigante incapaz de circular rápido, casi de circular seguido, de profundizar, de llegar al área. Alguna acción aislada de Correa, poco más. En la segunda parte nada cambió, excepto que Simeone metió lo que le quedaba en el banquillo, que entraron Koke, Julián, Griezmann, que Lemar se lesionó de nuevo, y que la inoperancia se sostuvo. El Vic fue creciendo con el paso de los minutos y tuvo las mejores ocasiones para haber creado la tragedia absoluta, que era apear al Atleti del torneo. Durante algunos minutos fue un escenario probable. Después llegó el penalti, el alivio, el doblete de Julián, el pase, y nada más.
El Atleti avanza en la copa, pero lo hace socavando su crisis de juego y de personalidad. Una caricatura de sí mismo, donde no queda un ápice de aquel equipo solidario, unido, aferrados a una idea por la que todos estaban dispuestos a entregarlo todo. Cualquiera que viese ayer al equipo no puede imaginárselo enfrentando las metas que se le suponen, los rivales con los que debe competir, el Atleti necesita encontrarse a sí mismo si no quiere enfrentar el mayor de los fracasos, que no es la derrota, sino perder tu esencia.
1 noviembre, 2024
El Atleti es un equipo de impulsos, de altibajos, de grandes hazañas y de hundimientos estrepitosos. No es de ahora, pero ni siquiera Simeone ha podido cambiar esa idiosincrasia.
En el contexto actual de decepción por los últimos resultados, la negatividad y el pesimismo lo dominan todo.
Esta crónica hubiera sido muy diferente en otro contexto. Hablaríamos de efectividad y de buscar lo práctico y se añadiría la famosa coletilla de » lo mejor es que no haya habido lesionados», aunque, con Lemar nunca se puede estar seguro.
En el fútbol mercantilizado nadie quiere arriesgar a sus mejores activos a una lesión y menos en un partido como este. Ayer no le quedó más remedio a Simeone, sin embargo habría que preguntarse si es Simeone el que no quiere arriesgarse o si son algunos jugadores.
1 noviembre, 2024
Caricatura infame es el último adefesio de camiseta diseñada por la detestable nike, el penúltumo atentado contra el buen gusto. En la tele se disimula un poco, pero ¿la habéis visto de cerca, en un maniquí? Da vergüenza ajena. Obviando lo subjetivo de los gustos personales, esta multinacional lleva ya una colección interminable de prendas horrorosas con las que no para de humillarnos. Sinceramente, no puedo entender la oleada de indignación que provocó el ligero cambio en el escudo, que seguía siendo perfectamente reconocible, frente a la indiferencia que causan estas aberrantes camisetas con las que dan ganas de renunciar a ser atlético, porque parecen diseñadas por nuestro enemigo para ridiculizarnos. Ha habido una segunda camiseta preciosa en toda esta triste época de nike, la blanquiazul de homenaje a la original del año pasado, la negra del espejismo de Liverpool y ya. Y entre las primeras, la de la última liga ganada, las más clásicas con cuello de niqui, y que también han escaseado. Ni me apetece hablar de aquel esperpento de las rayas torcidas, diseñada expresamente para dibujar barriga en deportistas que no la tienen. Qué horror. Por favor, que alguien empiece a exigir romper con esa marca de diseños horripilantes y volvamos a puma, o a cualquier otra, que más fealdad y más humillación no caben. Parece mentira que las camisetas del rival, que siempre fueron feísimas, sean ahora, con adidas, mucho mejores que las nuestras. Si tuviera 5 años y me llevaran a un gran almacén y comparara los uniformes futboleros en los maniquíes o en las perchas, jamás elegiría la nuestra ni me haría de este equipo. Toda la colección, de juego y de entrenamiento, tira de espaldas.
Y del peor fútbol que no juega el equipo de Simeone, ya no hay nada que añadir. Están los que creen que será capaz de revertir, de nuevo, este absoluto desastre, supongo que en número y fe menguantes. Y, entre todos los demás, los que no tenemos la menor idea de cómo se arregla esto.
4 noviembre, 2024
Humillación total de Nike temporada tras temporada. En efecto.
Lo de las camisetas es cosa de modas, a cada cual más ridícula, y negocio (dictadura del patrocinador deportivo), como lo del escudo. Pero el Atlético de Madrid no ha tenido una primera camiseta, ojo, primera camiseta, fiel a su historia desde los años ochenta, que ya es tiempo.
La que tiene ahora es de videojuego. Horrorosa. Y los ensayos artísticos no paran.
Era mucho más fiel al equipo la camiseta de los Adelardo y Luís Aragonés por un lado, la de Pereira y Dirceu y la de Landáburu, Arteche, Rubio y Quique Ramos, que la que empezó a llenarse de propaganda (Marbella o «Marbiella y tal y tal») y marcas comerciales a partir de los noventa, cuando empezaron a destrozarla a placer. Todo por el puñetera novedad y por rechazo a lo «antiguo».
Cuanta más moda, más humillación, ridiculización, esperpento y destrozo. Y el aficionado de toda la vida, a callar y pagar el abono o a marcharse rompiendo en carnet, que sobran candidatos a ocupar la plaza en la grada, que el club es un negocio. Qué asco.
Y que no digan que Nike, Adidas o cualquier otro patrocinador no puede hacer una camiseta «vintage» o clásica que no bata record de ventas temporada tras temporada, que no se lo creen ni ellos.
Para la segunda equipación bien podría ser siempre la del glorioso Atlético de Aviación, azul marino con el escudo actual y las alas de la primera y segunda ligas. Pero nada, que no hay manera. Parece un patrocinador propio del orgullo lgtbi+ en vez de uno de un equipo de fútbol con 121 años de tradición.
4 noviembre, 2024
Eso es lo que tiene que ser el Atleti, un equipo de fútbol de machos, como dios manda, y si además son nacionalcatólicos, mejor que mejor. Toros, misa y realmadrí, ya lo decía mi abuelo.
Pero de momento, nos conformamos con tener un patrocinador del orgullo lgtbiQ+, pero con la Q, para no excluir a nadie.
7 noviembre, 2024
Pues quiera Dios que el Atlético de Madrid S.A.D. jamás permita que los pervertidos dengenerados sodomitas de los movimientos LGTBIQXYZ… entren en los vestuarios de alevines, benjamines o jugadores de cualquier categoría y cometan los abusos encubiertos por todos los políticos que siempre cometen allí donde entran, siendo sus principales víctimas los niños y niñas, incluso con su ideología transexual, que ya lleva muchos suicidios sobre sus espaldas de jóvenes y niños. Que vayan a sodomizar, a corromper y pervertir al fondo del océano con una piedra de molino de media tonelada atada al cuello con cadenas. Que ningún padre o madre de familia permita esa asquerosidad LGTBI+ inunde el fútbol, los colegios, institutos o cualquier otro ámbito si es que aman de verdad a sus hijos e hijas y les procuran el bien y no la perversión y la degeneración. Que ningún club de fútbol exhiba su bandera en sus camisetas y que las aficiones no toleren ese ultraje extremo y soberbio, como todo pecado, a Dios Nuestro Señor en ningún campo del mundo.
Y de inclusivos nada de nada, terroristas enfermos con metástasis de egolatría y narcisismo, ávidos de que todo el mundo se arrodille ante ellos y les adore como si fueran Nerón (otro célebre maric*n) y le acepte su vomitiva comitiva carnavalesca asquerosa del «orgullo» (de humildad no tienen nada de nada), que han apaleado y perseguido a sacerdotes, monjas, monjes, fieles cristianos (sobre todo ancianos y ancianas), roto y ultrajado cruces, imágenes de Cristo y del Sagrado Corazón de Jesús, de la Santísima Virgen María, de santos y han exhibido un odio incontrolable a todo lo que significa Jesucristo y su Iglesia Católica a cuyos miembros quieren excluir de todo ámbito como «fascistas», reaccionarios, «fachas», fachosfera, carcamales, trogloditas y todo tipo de horribles insultos. Que Dios nos libre de ellos pero para toda la eternidad. Cuanto más viven, mucho más daño hacen, especialmente a los niños y niñas de los que abusan con total impunidad con privilegio de ley.
Y contra la ignorancia, la oscuridad, el tenebrismo y la superstición de los anticristos ateos de todo tipo: nacional es de una nación, y católico es universal, no hay compatibilidad entre ambos términos, sí entre internacionalismo judío-bolchevique, por ejemplo. Nacional serán los anglicanos, los protestantes, los ortodoxos y todo tipo de sectas al gusto subjetivo del hereje consumidor, pero lo católico es uno y universal, como Dios UNO Y TRINO, como la Iglesia verdadera, la de Cristo y san Pedro, pese a quien pese y trate de dividir, como trata de dividir a la afición del Atlético calificándola de pro madridista.
Y el «realmadri» tiene de cristiano o católico (sinónimos) lo que Judas Iscariotes con sus treinta monedas de plata, aunque se sentara a la mesa del Señor. Hacer trampas no es católico, aunque los ignorantes «ilustrados» y «racionales» (zumbados como avispero agitado) no lo sepan.
Lo que pasa es que los que sois del Fútbol Club Barcelona haciéndoos pasar por atléticos (por cierto, enhorabuena por el 2-5 de ayer al Estrella Roja) consideráis real madridista a todo el que no comulgue con un Atleti que sea filial del Barsa, un Barsa B, que eso es lo que queréis realmente en el Mundo deportivo, Sport y demás asquerosidades blaugranas del odio a España y los españoles.