De tan acostumbrado ya está pasando desapercibido, pero el Atleti está cabalgando en la temporada esquivando una plaga de lesiones que parece haberse perpetuado en torno suya. Y lo está haciendo con solvencia, aguantando el pulso al Barcelona en lo alto de la clasificación y ahora, liberado de la presión intersemanal de la Copa, mostrando su mejor versión respecto al juego.
El Getafe llegaba al Metropolitano con una excelente tarjeta de visita y Simeone estaba precavido. Formó el argentino con Lucas, Godín, Giménez y Arias en la parte de atrás. Thomas y Rodri en la medular, Saúl y Lemar en los costados y Griezmann y Kalinic arriba. El Atleti hizo una primera parte soberbia, en la que dominó el partido, el juego y el balón. Jugó en campo del Getafe y la dupla Thomas y Rodri mostraron su mejor versión. El fútbol local fluía rápido y acabó con la contundencia de los goles, otras veces perdida. Abrió el marcador Griezmann en el minuto veintisiete, y diez minutos más tarde lo sentenció Saúl, que volvió a pisar los terrenos en los que es letal y decisivo, cerca del gol. Ambas fueron jugadas trenzadas en las que Thomas tuvo un papel protagonista y que terminaron con remates dentro del área, el de Griezmann directo a la red, el de Saúl tras el rechace a bocajarro que dejó Kalinic con su primer disparo.
En la segunda mitad, el Atleti no hizo concesiones, no dio el habitual paso atrás, gestionó el tempo del partido jugando en el campo rival y Oblak no fue sino un espectador de lujo del choque, fluyó el juego combinativo y el resultado pudo ser mucho más abultado de haber encontrado la precisión en los metros finales de la primera mitad. Sirvió también para que debutase en el Metropolitano Mollejo, un jugador que muestra un desparpajo poco habitual para su juventud y que a buen seguro guarda en sus botas buena parte del futuro del Atlético de Madrid. Con esa desacostumbrada tranquilidad, la diversión se trasladó a la división de la grada. El Frente Atlético comenzó a cantar “menos Morata y más Borja Garcés” en comité de bienvenida para el flamante fichaje del Atleti y el resto del estadio se lo reprobó con pitos. Ahí llega la división, el gran caldo de cultivo en el que ganan los otros, no el Atlético de Madrid, pero se supone que en las próximas semanas ese debate ocupará el espacio informativo, porque el hecho de que el Atleti, ahora, además de ganar, ya empiece a jugar bien, el hecho de que esté superando todos los obstáculos que le presentan las lesiones parece no ser objeto de importancia. La cuestión es que Simeone sigue obrando el milagro y ajusta su plantilla, corta e insuficiente a esa marabunta de bajas que a cualquier otro club lo hubieran sacado de la pelea por todo.
El Atleti sigue ahí y lo estará contra todo y contra todos, como siempre fue. En realidad nada ha cambiado.