No cuenten conmigo
El rostro de Tiago, empapado en sudor sobre el césped granadino, resultaba bastante significativo. El aspecto de Koke o de Gabi, no era mucho mejor tampoco, a pesar de llevar más de media hora correteando por el césped y con la complacencia de un Granada que había aceptado, implícita o explícitamente, el pacto de no agresión. No había sido un partido muy exigente, no podía serlo, pero la temporada sí que lo había sido y se notaba. Se...