Tranquilos muchachos

Simeone, obrero cotidiano del milagro de los panes y los peces, había hecho olvidar durante más de un lustro las torpezas de gestión de los dirigentes del Atlético hasta que esta misma mañana el TAS ha devuelto al club colchonero a la más cruda realidad: no podrá inscribir jugadores hasta el uno de enero del año dos mil dieciocho. Los agravios comparativos respecto del Real Madrid, la incapacidad de los dirigentes para defender lo propio, la interrupción que puede suponer la sanción en un momento clave para el crecimiento del club han deslizado una nube negra sobre la próxima temporada del conjunto madrileño. Todos empiezan a barruntar el desastre, la venida del apocalipsis pero al fondo hay un tipo con camisa negra que tiene puesta la mano en el mentón, diseñando en su mente el próximo milagro.

En la temporada pasada todo lo que al Atlético pudo salirle mal le salió peor. Verbigracia: perdió a Augusto para toda la temporada, Tiago nunca estuvo, tampoco Gaitán. Gameiro, el goleador estrella, firmó el peor registro de su carrera. Torres perdió un pasito, el lateral derecho se quedó huérfano en el peor momento de la temporada. Pese a eso, en las competiciones del KO, al Atlético lo separaron de la final dos detalles mal contados, uno de los cuales estaba en tejado ajeno. Su fortaleza reside en el grupo, algo muy complicado en el fútbol actual y es ése el principal asidero de los de Simeone para superar el contratiempo con mucha más solvencia de la que podría hacerlo otro club de los llamados grandes.

Mientras algunos dependen de las caras nuevas para renovar su ilusión, el Atlético lo hace en base a una vieja: la de su entrenador. Simeone para crear una solución. Simeone para parapetar el fracaso imaginado. Simeone para prolongar el grupo indisoluble. Simeone para tranquilizar a las masas. Simeone para encontrar los detalles. Simeone para inventar los atajos, para despejar la tormenta, para alejar la nube negra. Ahora todos lloran la decisión del TAS y cargan con justicia contra los verdaderos culpables de la situación, pero en cuanto Simeone alce la voz, la manada se reunirá en torno suya y continuará con fe ciega el camino de su milagro renovado.

Tranquilos muchachos, mientras quede Simeone, nada está perdido.

 

Foto: clubatleticodemadrid.com

 

 

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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