¿Quién es quién?

El actual papel de Del Bosque en la selección recuerda poco vagamente al de los alcaldes en funciones en las campañas electorales de ciertos pueblos de la España más profunda. El candidato a reelegir se encarama al remolque de un tractor para desgranar las propuestas a incumplir en los próximos cuatro años. Frente a él, una magra parte de su electorado, principalmente familia, intenta disimular los bostezos y espera a que la cosa se empantane con la eterna promesa de traer el tren a la localidad para escapar a la carrera al bar más próximo, sea o no de alterne. Al final le acabarán votando de nuevo, asumiendo que puestos a que les mientan, mejor alguien conocido, que la mentira si es cercana tiende a empequeñecerse.

Cuando el señor marqués plantea una nueva convocatoria, sea para un amistoso en Lituania o para mayores empresas como una fase final, flota en el ambiente un aroma de arbitrariedad precaria. Diríase que el seleccionador confecciona las listas jugando al “¿Quién es quién?”, más por eliminación que por elección. El noble alineador se pregunta a sí mismo por cada jugador disponible y decide descartarlo o no en base a criterios que no podrían esgrimirse encaramado en el remolque de un tractor. Da la sensación de que pesan menos los estados de forma que las posibles voces discordantes que pudieran sonar, se atisba algún integrante del plantel convocado de oídas y se detecta que completan el elenco algunos jugadores que juegan en sus equipos solo partidos minúsculos.

A medida que el juego avanza y se ha desechado a los futbolistas con gafas, a los nacionalizados y a los rubios naturales de Fuenlabrada, Del Bosque aún encuentra hueco para hacerse trampas al solitario y expone que tras el juego de descartes le ha quedado en pie la cara de Lucas Vázquez, que es como prometer un palacio de congresos en un pueblo de menos de cien habitantes.

Una vez pasen estos próximos días de emociones por las finales de clubes, nos centraremos en la Eurocopa pese a saber que la selección incumple la mayoría de sus promesas en sus últimas comparecencias. Probablemente volveremos a votar al equipo del señor marqués, aunque con el ánimo de escapar a la carrera hacia el bar antes de que se ponga a explicar lo de Casillas.

Autor: Emilio Muñoz

Atlético, luego indio y por último colchonero.

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