Vaya por delante que no soy muy fan de la autocomplaciencia habitual de la afición del Atleti, el aplaudirlo absolutamente todo. En su lugar, creo que una exigencia bien medida siempre es necesaria en un club grande, de hecho hasta que a mediados de los noventa se creo el mito de “la mejor afición del Madrid” la afición del Atleti siempre había sido exigente, especialmente en la década de los 70 cuando el Atleti era el mejor equipo de España.
Del mismo modo creo que Koke, canterano, de familia atlética y pieza clave en el lustre más glorioso de la historia del club es junto a Luis Aragonés y Simeone, una de las grandes leyendas del club en los últimos 30 años y pitarle por un mal partido está fuera de lugar. Es cierto que las dos últimas temporadas no está dando un gran nivel, también es cierto que este año el peor momento del equipo, en el que nos hemos quedado fuera de la Liga de Campeones, ha coincido con su ausencia un mes por lesión, así que aunque no brille en la construcción tanto como debiera es una pieza clave en el engranaje del equipo.
Sea por lo que fuera, más allá de su rendimiento, Koke no tiene buena prensa en las tribunas colchoneras y es bastante habitual escuchar a gente definirle como “trotón”, lo mismo se va a tener que ir fuera para que se le valore como ha pasado con otros casos. Más allá de meras interpretaciones sobre su fútbol, lo que nadie puede negar es que es una leyenda del club, lo ha sido en el césped y lo ha sido con detalles como poner la bandera en el centro del campo del Bernabéu y besarla y si tanto presumimos de estar “orgullosos de no ser como ellos”, a las leyendas hay que respetarlas, porque si no va a parecer que lo que tenemos ganas es de ser como ellos, en vitrinas y en actitud.
