Saúl es un tipo peculiar y de la casa. Un chaval que quiso quitarse un riñón y que entró en razón gracias al Mono Burgos. Un loco por el Atlético de Madrid, como tú y como yo, que entiende lo que quiere la gente, lo que exige Simeone y lo que pide el fútbol de hoy en día.
Hace años que vengo diciendo que Saúl es el jugador más parecido al Señor Lobo, de ‘Pulp Fiction’. El ‘8’, como en la película, aparece en la escena del crimen, quita la sangre con un chorreón de agua y se lleva el cadáver y las pruebas incriminatorias para no dejar pistas. El señor Lobo soluciona problemas y Saúl también.
Sin ir más lejos, el pasado Barcelona-Atlético de Madrid. 2-2, ambos goles de Ñíguez desde el punto de penalti. Si recordáis, a Diego Costa le empezaron a temblar las piernas tras errar el primer intento y, para evitar más desgracias, llegó Saúl, plantó el balón en el punto fatídico, mandó un zambombazo a la red y gritó gol mientras pegaba una patada al palo ante un atónito Ter Stegen. Así se acaban las tonterías.
El primer partido en el Metropolitano ante el Barcelona también tuvo el sello de Saúl. Un misil teledirigido a la portería que, la verdad, poco pudo hacer el cancerbero. Si rascamos más, en Champions fue Ñíguez el que asistió con el exterior a Griezmann, que hizo el 1-0 de cabeza en un Vicente Calderón a reventar.
El centrocampista lleva un mes trabajando en la sombra para aparecer en el momento que más se le necesita. Como ha hecho toda su vida. El partido de mañana pide a gritos a un héroe y creo con firmeza que la persona con más estrella de la plantilla es Saúl. Igual hace una jugada maradoniana ante el Bayern de Munich que desatasca un partido ante Las Palmas o decanta una final europea con un voleón ante el eterno rival.
Las bajas por coronavirus han hecho que el Atlético reclame a gritos la presencia de su Señor Lobo particular. Saúl Ñíguez lleva entrenando toda la semana como si fuese la última para hacer estallar por los aires un partido de talla mundial. Es un buen día para que la gente se vuelva a acordar de Saúl y solventar de una vez las malas estadísticas de Simeone ante el Barça en liga.
