¡Chaupeau!

Uno de los mantras recurrentes dentro del circo del fútbol moderno es hablar de objetivos. En los inicios de temporada, pero también de forma reiterativa a lo largo de la misma, se insiste en extirpar a jugadores, entrenador, presidentes o aficionados al fútbol un jugoso titular que marque el devenir de la “noticia”. Él interpelado debe retratarse definiendo una supuesta meta que ya luego el periodista profesional decorará con adjetivos fluorescentes para entender el sentido de la misma. El dichoso objetivo, por exceso o por defecto, servirá inmediatamente para generar suculentos debates pero también para poder juzgar después al equipo (o al autor de la frase) con profusión de celo. El objetivo no podrá ser realista porque seríamos tratados de faltos de ambición. El objetivo deberá ser algo que exceda la lógica mundana para que así pueda ser empleado en contra cuando llegue el momento. En nuestra cultura de tradición judeocristiana cumplir un objetivo nunca será un éxito (es lo que hay que hacer) pero dejarlo de cumplir siempre será un fracaso.

Personalmente esto de los objetivos en rueda de prensa siempre me ha parecido una gilipollez. Suprema. No los necesito. No recuerdo un solo entrenador en el Atlético de Madrid más enfermizamente ambicioso que Simeone y aun así todos los años (todos sin excepción) siguen sometiéndolo al correspondiente tercer grado para que diga delante de los micrófonos que el objetivo del Atleti es ganar la Liga, La Champions, la Copa y el espacio aéreo de Plutón. ¿Para qué? ¿Cambiaría eso la forma de afrontar el siguiente partido? Es obvio que no. Sirve nada más que para demostrar, con sus propias palabras, que si al final se consigue no tendrá mérito (era el objetivo) pero si no, será un rotundo fracaso (¡era el objetivo!). Simeone no suele someterse a tan estúpida dictadura. Acaba diciendo algo mucho más inteligente, más creíble y en el fondo bastante más profundo. Lo del “partido a partido”, ya saben. Pero entonces es cuando el periodista tuerce el gesto, muestra desaprobación… y le espera.

Yo a mi equipo lo único que le pido es que salga a ganar todos y cada uno de los partidos que disputa. Parece una frase hecha pero no lo es. Es algo que nunca pude decir en tiempos de Ferrandos, Aguirres y Manzanos (tipos que declaraban sus objetivos periodísticos sin ningún problema) pero es algo que digo con orgullo desde que ha llegado Simeone. Estoy tan contento con ello que el resto, sinceramente, me sobra.

El objetivo real del Atleti en la temporada 15/16 era mantenerse en la élite. Lo que quiera que eso signifique. Estar a la altura de la institución en todas las competiciones. Algo objetivamente difícil de medir pero subjetivamente cristalino. En lo que respecta a La Liga creo que se ha conseguido. ¿Es una pena haberse quedado a tres puntos? Lo es, pero es real. No hace tanto que llorábamos en la última jornada por quedar en la cuarta posición (y alguno hasta lo celebraba). ¿Podríamos haber ganado la Liga? Técnicamente es factible pensar que sí pero analizándolo en detalle, para mí, es casi un milagro haberla estado peleando hasta el último minuto y consiguiendo por el camino el segundo mejor registro de la historia. Algo así no puede ser baladí.

Competimos injustamente contra dos monstruos que cada vez lo son más. Monstruos que nos cuadriplican el presupuesto, controlan los repartos y monopolizan los medios. No lo verán en los periódicos pero el poder económico del Atleti está más cerca de los que le siguen en presupuesto que de los que pelean por lo mismo. Los tergiversadores de la realidad (periodistas deportivos, para que me entiendan) hablaban de un equipo que se había gastado 100 millones de euros en verano. Obviaban, como siempre, que eso no era un capricho sino una necesidad. Nos habían quitado jugadores por valor mayor que ese. Tener que vender por 100 la casa en la que vives para irte a vivir a una de 80 (por tercer año consecutivo) no es lo mismo que vivir en un palacio de 1000 y comprarse una casa de 100 para que nadie más vive en ella. Parece claro. Hasta alguno que yo me sé sería capaz de entenderlo si dejase de escribir al dictado.

Más. Ninguno de los fichajes estivales del Atleti (esos famosos 100 millones) es hoy titular indiscutible del equipo. Alguno ha salido ilusionante (Carrasco, Correa, Savic), otros con dudas (Vietto) y alguno directamente rana. Jackson Martínez, el killer que venía a recoger el testigo de los Agüero, Forlán, Falcao o Diego Costa se quedó ganando dinero en un equipo chino. Sin delantero, con Tiago lesionado nada más empezar y con los nuevos fichajes renqueando, aguantamos el tirón. El equipo siguió compitiendo. Tuvo que aparecer Saúl y Thomas cuando no había referencia en el centro y nadie les esperaba. Aparecieron. Se sobrepuso al histerismo mediático de las patadas, la violencia y el juego feo (los del dictado otra vez) para seguir compitiendo. Se lesionaron los centrales y apareció Lucas. Faltaba el 9, Vietto se perdía… y apareció Torres.

Agarrado hasta el último aliento el equipo ha llegado al final en posición de disputar la liga mientras por el camino eliminaba a los campeones de Portugal, de Turquía, de Holanda, de España y de Alemania, para plantarse en la final de la mal llamada Liga de Campeones. Algún histérico de nuevo cuño, de esos que voluntariamente se someten a las reglas del Establishment y que no entienden la derrota como algo consustancial al juego, dirá que faltó un partido. Prefiero ahorrarme los adjetivos y no entrar a un debate que encontrarán fácilmente en cualquier panfleto de amarillo chillón.

Si a mí me preguntan con qué palabra resumo la temporada del Atleti me agarraría al idioma francés para decir: Chapeau!

¿Qué hubiese dicho de haber ganado la Liga? Probablemente lo mismo. Soy así de raro.

Autor: Ennio Sotanaz

Humano, zurdo, confundido, bocazas, incrédulo, aturdido,...

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1 Comentario

  1. Los medios de comunicación deportivos de este país son así, primero ellos marcan los objetivos deportivos que el Atleti tiene que conseguir, pues los oficiales de Club explicados por Simeone son desechados inmediatamente por no ser lo suficientemente ambiciosos, reales etc ,vamos que no les gustan, que no venden.
    El siguiente paso es la crítica y el apaleamiento sistemático por no conseguir los objetivos que ellos vaticinaban, ¡vamos pura coherencia!.
    Lo que ocurre es que con el Atleti la cosa no ha salido bien, pues el rendimiento del equipo es impresionante y no pueden ejercer ese «apaleo» feroz, se limitan al silencio y la contención.
    Pero no dudéis, al Cholo le esperan con la escopeta cargada, en este mundo hay mucha mucha envidia y el poder nunca perdonan las osadías de los cree sus súbditos. Dicho lo cual, ¡ NO CONSUMAN !
    AUPA ATLETI, Equipo y Afición.

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