Las cosas que se presuponen (0-0)

Las presunciones son malas compañeras de viaje, con más frecuencia de la que aparentan suelen ser traidoras, un engaño enrevesado que deja una realidad más dolorosa, más frustrada, más desesperante. Se presuponía que el Atleti comenzaría a ganar en la Champions en ese remoto lugar que es Bakú ante ese ignoto equipo que es el Qarabag, se suponía incluso que podría prescribirse allí una buena receta contra su mal de gol, pero lo que ocurrió fue todo lo contrario de lo que se presuponía. Ni ganó, ni marcó. Las presunciones se transformaron en una bofetada de realidad que amplificaron súbitamente todos los problemas con los que ahora zafa Simeone.

El Qarabag fue mucho más que un equipo humilde y ordenado. Cuando la diferencia es tan grande, todo ese mérito ha de caer en la alforja del desastre que fue el Atlético que, aun sabiendo que aquello era una final, tal vez presupuso esos puntos con demasiado anticipo. Los azeríes salieron con más ritmo al partido y por momentos, conforme la desesperación de los rojiblancos crecía, fueron mucho más de lo que en realidad son, y hasta tuvieron la chance de ganar el partido.

No fue hasta el primer cuarto de hora que el Atlético despertó en el partido y trató de tomar el mando y la responsabilidad de lo que tenía entre manos. Pero anda el equipo madrileño denso, atascado, con una distancia kilométrica entre su línea de creación y la de finalización, que a veces es inexistente. No es buena práctica buscar dianas individuales cuando se produce un fracaso colectivo, pero es difícil mirar para otro lado ante la indolencia de Gaitán, un futbolista que no parece ser consciente de su situación o ante la inoperancia de Gameiro, que terminará haciendo bueno a Jackson Martínez. Miras atrás y ves a Vrsaljko y es inevitable recordar aquellas cabalgadas de Juanfran, ves a Carrasco y no reconoces siquiera a la sombra de sí mismo.

Con todo ese desastre encima, el Atlético en la primera parte se estrelló ante el gran problema que lo asola: la falta de gol. Pudo hacerlo Gameiro, que parece un exfutbolista incapaz de dirigir un control, pudo hacerlo Griezmann en un mano a mano, pero cambió la precisión por la rabia, tal vez también era el momento, y erró. Y pudo hacerlo Carrasco, que lo pensó tanto que terminó estrellándose contra quien a esas alturas ya era la estrella del partido: el guardián de la puerta del Qarabag, Sehic.

La segunda mitad fue una lucha desesperada contra el crono, un disparadero de angustia, de resoplidos, de caras de circunstancias. El Qarabag cerró filas ante la hazaña que ya veía en el horizonte y el Atlético, sumido en su propia desesperación, no encontró una sola vía para llegar hasta el gol. Todo fue prisa, precipitación y nada. Los cambios, Thomas, Torres y Correa, no aportaron nada, el Qarabag jugó quince minutos con uno menos, pero siendo estrictos con las matemáticas, tal vez llevaba todo el partido jugando con tres o cuatro más. Así llegó el final. El desastre no es tan mayúsculo como lo que representa. El Atleti apenas tenía margen y ya no le queda ninguno. Por primera vez en la era Simeone el pase a octavos no es una cómoda pasarela en la que todos pueden admirar sus virtudes, sino un camino angosto donde habrá de luchar contra todos sus fantasmas. El Atleti está tocado, pero no está muerto. Lo menos que toda su gente puede hacer por él es esperarlo, porque ahora es cuando Simeone puede rescatarlo.

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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1 Comentario

  1. Bueno, no está muerto, pero seamos realistas; no dependemos de nosotros.
    Hay jugadores que no merecen esta camiseta,y lo digo porque la actuación que se hizo frente a un rival teóricamente inferior, fue ridícula. Esperaremos al atlético, pero como digo, no dependemos de nosotros. Sería una pena que Diego Costa y Vitolo, no jugasen champions este año.
    ¡ah! y si el Cholo es el máximo responsable de los últimos éxitos del atlético, también tendrá culpa en los fracasos actuales.
    Nunca entenderé porque no le da más oportunidades al niño. Pareciera que fuera el máximo culpable de la situación del equipo cuando no ha jugado casi nada.

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