Thomas Partey, el ancla que añoraba Simeone Cuando Diego Pablo Simeone se enteró de que el Atlético de Madrid no podría inscribir jugadores durante el período estival de fichajes, el ‘Cholo’ fue consciente de que tendría que priorizar. Sin apenas ingresos por ventas, solo dos incorporaciones de nivel podrían llegar en el mes de enero. Los objetivos quedaron claramente definidos: Vitolo y Diego Costa. Con el canario y el hispanobrasileño ya oficializados, al técnico argentino le faltó un traspaso que cerrara una de sus mejores plantillas: el ansiado mediocentro. Desde la fractura de tibia de Tiago, el centro del campo colchonero quedó huérfano, sin un pivote sostuviera, junto a Gabi, la medular del Atlético. El elegido en el mes de enero fue Augusto Fernández, capitán del Celta. Junto a él llegó desde River Plate Matías Kranevitter, quien apuntaba a ser un proyecto a largo plazo. Si Kranevitter apenas gozó de oportunidades, Augusto sí demostró ser un mediocentro de garantías para Simeone. Su fantástico rendimiento le permitió erigirse como una de las grandes figuras que catapultó al Atlético a su segunda final de Champions en apenas tres años. Parecía que el ‘Cholo’ había encontrado a su ‘5’ ideal. Veterano, disciplinado, tácticamente excelente y con una salida de balón notable. Sin embargo, la mala suerte volvió a cebarse con el centro del campo rojiblanco. Apenas habían transcurrido seis jornadas de la temporada 2016-2017 cuando Augusto se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha. Adiós a la temporada. El ‘Cholo’ se veía obligado a improvisar de nuevo y desplazó a Saúl de la banda al mediocentro. No le funcionó del todo mal al bonaerense, pero la carga de partidos de los centrocampistas terminó pasando factura al final de la campaña. No en vano, los 54 partidos de Koke y los 50 de Gabi (con 33 años) reflejaban que la medular atlética necesitaba un hombre que diera oxígeno a los de siempre. Más si cabe con el capitán en el tramo final de su carrera. La sanción de la FIFA provocó que sobre la cabeza de Simeone rondara un nombre: Thomas Teye Partey. El ghanés, canterano atlético desde 2012, había cumplido con nota siempre que el ‘Cholo’ había requerido de él. Las condiciones del oriundo de Odumase Krobo, al sur de Ghana, estaban fuera de toda duda. Sus prodigiosas aptitudes atléticas y su capacidad para sacar el balón le habían valido múltiples comparaciones en su país con un icono como Michael Essien. Tras dos cesiones en Mallorca y Almería, Thomas pasó a formar parte del primer equipo del Atlético para la temporada 2015-2016. Sus inicios no fueron fáciles. Hasta la grave lesión de Tiago, Thomas apenas había podido disfrutar de alguna convocatoria. Fue con la lesión del portugués cuando el africano irrumpió con fuerza en el equipo rojiblanco. El día clave fue en el primer partido de 2016. El Atlético de Madrid empataba a cero con el Levante cuando Simeone recurrió a Thomas. Cuando el partido ya agonizaba, el ghanés firmó una jugada memorable. Cogió el balón, eludió a varios defensas y, con un punterazo, superó a un desacertado Mariño para colocar líder de la Liga al Atlético. Aquella heroicidad frente al Levante no fue flor de un día. Con pocos minutos, Thomas venía demostrando que tenía el nivel necesario para jugar en este Atleti. Así, el ghanés terminaría siendo un cambio habitual para Simeone en el tramo final del año, jugando incluso la final de la Champions. Sin embargo, había algo en él que no terminaba de convencer al argentino. Su capacidad para sumarse al ataque contrastaba con su disciplina táctica, imprescindible en el esquema del ‘Cholo’. De ahí que, poco a poco, Thomas fuera moldeando su manera de jugar. Pero si algo destaca en ‘Senegal’ –tal y como lo apodaba su padre– es su silencio. Siempre lejos de los focos, Thomas es un chico discreto, introvertido, cuyo trabajo se aleja del centro de las cámaras. Su posición en el campo es un fiel reflejo de su personalidad. Nada de fama, solo trabajo sucio. Del que nadie habla. Del que todos reclaman. Así, en silencio, Thomas siguió evolucionando a las órdenes de Simeone. Cada vez con más minutos, el joven ghanés descubrió la pasada campaña una nueva faceta de su juego: su polivalencia. De ese modo, el africano pasó de la medular al lateral derecho, donde terminó jugando el último partido del Vicente Calderón a un nivel sobresaliente. Sin embargo, el reciente inicio de curso ha consolidado definitivamente a Thomas. Después de varios años de trabajo en la sombra, de aprovechar cada oportunidad que le otorgaba Simeone en el campo, al canterano colchonero le ha llegado la ocasión de convertirse en el pivote indiscutible del Atlético. Con el ‘5’ de Tiago a la espalda, el enorme legado del luso reside sobre sus espaldas. Pero Thomas, siempre callado, ha demostrado al ‘Cholo’ y a toda la parroquia atlética que está más que preparado para liderar la medular colchonera. 229 pases buenos y 43 recuperaciones en seis partidos de Liga son los impresionantes números del ghanés. Cifras que hablan por sí solas. A día de hoy, ya nadie en el Metropolitano cuestiona el papel de Thomas Teye Partey en el once titular del Atlético de Madrid. Con silencio y mucho, muchísimo trabajo, el centrocampista de Ghana ha pasado de ser una joven promesa a convertirse en el astro más brillante de las Estrellas Negras. Satisfecho con su enésima obra maestra, Simeone sonríe para sí mismo. Ya tiene el ancla que añoraba.

Thomas Partey, el ancla que añoraba Simeone
Cuando Diego Pablo Simeone se enteró de que el Atlético de Madrid no podría inscribir jugadores durante el período estival de fichajes, el ‘Cholo’ fue consciente de que tendría que priorizar. Sin apenas ingresos por ventas, solo dos incorporaciones de nivel podrían llegar en el mes de enero. Los objetivos quedaron claramente definidos: Vitolo y Diego Costa. Con el canario y el hispanobrasileño ya oficializados, al técnico argentino le faltó un traspaso que cerrara una de sus mejores plantillas: el ansiado mediocentro. Desde la fractura de tibia de Tiago, el centro del campo colchonero quedó huérfano, sin un pivote sostuviera, junto a Gabi, la medular del Atlético.
El elegido en el mes de enero fue Augusto Fernández, capitán del Celta. Junto a él llegó desde River Plate Matías Kranevitter, quien apuntaba a ser un proyecto a largo plazo. Si Kranevitter apenas gozó de oportunidades, Augusto sí demostró ser un mediocentro de garantías para Simeone. Su fantástico rendimiento le permitió erigirse como una de las grandes figuras que catapultó al Atlético a su segunda final de Champions en apenas tres años. Parecía que el ‘Cholo’ había encontrado a su ‘5’ ideal. Veterano, disciplinado, tácticamente excelente y con una salida de balón notable.
Sin embargo, la mala suerte volvió a cebarse con el centro del campo rojiblanco. Apenas habían transcurrido seis jornadas de la temporada 2016-2017 cuando Augusto se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha. Adiós a la temporada. El ‘Cholo’ se veía obligado a improvisar de nuevo y desplazó a Saúl de la banda al mediocentro. No le funcionó del todo mal al bonaerense, pero la carga de partidos de los centrocampistas terminó pasando factura al final de la campaña. No en vano, los 54 partidos de Koke y los 50 de Gabi (con 33 años) reflejaban que la medular atlética necesitaba un hombre que diera oxígeno a los de siempre. Más si cabe con el capitán en el tramo final de su carrera.
La sanción de la FIFA provocó que sobre la cabeza de Simeone rondara un nombre: Thomas Teye Partey. El ghanés, canterano atlético desde 2012, había cumplido con nota siempre que el ‘Cholo’ había requerido de él. Las condiciones del oriundo de Odumase Krobo, al sur de Ghana, estaban fuera de toda duda. Sus prodigiosas aptitudes atléticas y su capacidad para sacar el balón le habían valido múltiples comparaciones en su país con un icono como Michael Essien. Tras dos cesiones en Mallorca y Almería, Thomas pasó a formar parte del primer equipo del Atlético para la temporada 2015-2016.
Sus inicios no fueron fáciles. Hasta la grave lesión de Tiago, Thomas apenas había podido disfrutar de alguna convocatoria. Fue con la lesión del portugués cuando el africano irrumpió con fuerza en el equipo rojiblanco. El día clave fue en el primer partido de 2016. El Atlético de Madrid empataba a cero con el Levante cuando Simeone recurrió a Thomas. Cuando el partido ya agonizaba, el ghanés firmó una jugada memorable. Cogió el balón, eludió a varios defensas y, con un punterazo, superó a un desacertado Mariño para colocar líder de la Liga al Atlético.
Aquella heroicidad frente al Levante no fue flor de un día. Con pocos minutos, Thomas venía demostrando que tenía el nivel necesario para jugar en este Atleti. Así, el ghanés terminaría siendo un cambio habitual para Simeone en el tramo final del año, jugando incluso la final de la Champions. Sin embargo, había algo en él que no terminaba de convencer al argentino. Su capacidad para sumarse al ataque contrastaba con su disciplina táctica, imprescindible en el esquema del ‘Cholo’. De ahí que, poco a poco, Thomas fuera moldeando su manera de jugar.
Pero si algo destaca en ‘Senegal’ –tal y como lo apodaba su padre– es su silencio. Siempre lejos de los focos, Thomas es un chico discreto, introvertido, cuyo trabajo se aleja del centro de las cámaras. Su posición en el campo es un fiel reflejo de su personalidad. Nada de fama, solo trabajo sucio. Del que nadie habla. Del que todos reclaman. Así, en silencio, Thomas siguió evolucionando a las órdenes de Simeone. Cada vez con más minutos, el joven ghanés descubrió la pasada campaña una nueva faceta de su juego: su polivalencia. De ese modo, el africano pasó de la medular al lateral derecho, donde terminó jugando el último partido del Vicente Calderón a un nivel sobresaliente.
Sin embargo, el reciente inicio de curso ha consolidado definitivamente a Thomas. Después de varios años de trabajo en la sombra, de aprovechar cada oportunidad que le otorgaba Simeone en el campo, al canterano colchonero le ha llegado la ocasión de convertirse en el pivote indiscutible del Atlético. Con el ‘5’ de Tiago a la espalda, el enorme legado del luso reside sobre sus espaldas. Pero Thomas, siempre callado, ha demostrado al ‘Cholo’ y a toda la parroquia atlética que está más que preparado para liderar la medular colchonera. 229 pases buenos y 43 recuperaciones en seis partidos de Liga son los impresionantes números del ghanés. Cifras que hablan por sí solas.
A día de hoy, ya nadie en el Metropolitano cuestiona el papel de Thomas Teye Partey en el once titular del Atlético de Madrid. Con silencio y mucho, muchísimo trabajo, el centrocampista de Ghana ha pasado de ser una joven promesa a convertirse en el astro más brillante de las Estrellas Negras. Satisfecho con su enésima obra maestra, Simeone sonríe para sí mismo. Ya tiene el ancla que añoraba.

Thomas Partey, el ancla que añoraba Simeone
Cuando Diego Pablo Simeone se enteró de que el Atlético de Madrid no podría inscribir jugadores durante el período estival de fichajes, el ‘Cholo’ fue consciente de que tendría que priorizar. Sin apenas ingresos por ventas, solo dos incorporaciones de nivel podrían llegar en el mes de enero. Los objetivos quedaron claramente definidos: Vitolo y Diego Costa. Con el canario y el hispanobrasileño ya oficializados, al técnico argentino le faltó un traspaso que cerrara una de sus mejores plantillas: el ansiado mediocentro. Desde la fractura de tibia de Tiago, el centro del campo colchonero quedó huérfano, sin un pivote sostuviera, junto a Gabi, la medular del Atlético.
El elegido en el mes de enero fue Augusto Fernández, capitán del Celta. Junto a él llegó desde River Plate Matías Kranevitter, quien apuntaba a ser un proyecto a largo plazo. Si Kranevitter apenas gozó de oportunidades, Augusto sí demostró ser un mediocentro de garantías para Simeone. Su fantástico rendimiento le permitió erigirse como una de las grandes figuras que catapultó al Atlético a su segunda final de Champions en apenas tres años. Parecía que el ‘Cholo’ había encontrado a su ‘5’ ideal. Veterano, disciplinado, tácticamente excelente y con una salida de balón notable.
Sin embargo, la mala suerte volvió a cebarse con el centro del campo rojiblanco. Apenas habían transcurrido seis jornadas de la temporada 2016-2017 cuando Augusto se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha. Adiós a la temporada. El ‘Cholo’ se veía obligado a improvisar de nuevo y desplazó a Saúl de la banda al mediocentro. No le funcionó del todo mal al bonaerense, pero la carga de partidos de los centrocampistas terminó pasando factura al final de la campaña. No en vano, los 54 partidos de Koke y los 50 de Gabi (con 33 años) reflejaban que la medular atlética necesitaba un hombre que diera oxígeno a los de siempre. Más si cabe con el capitán en el tramo final de su carrera.
La sanción de la FIFA provocó que sobre la cabeza de Simeone rondara un nombre: Thomas Teye Partey. El ghanés, canterano atlético desde 2012, había cumplido con nota siempre que el ‘Cholo’ había requerido de él. Las condiciones del oriundo de Odumase Krobo, al sur de Ghana, estaban fuera de toda duda. Sus prodigiosas aptitudes atléticas y su capacidad para sacar el balón le habían valido múltiples comparaciones en su país con un icono como Michael Essien. Tras dos cesiones en Mallorca y Almería, Thomas pasó a formar parte del primer equipo del Atlético para la temporada 2015-2016.
Sus inicios no fueron fáciles. Hasta la grave lesión de Tiago, Thomas apenas había podido disfrutar de alguna convocatoria. Fue con la lesión del portugués cuando el africano irrumpió con fuerza en el equipo rojiblanco. El día clave fue en el primer partido de 2016. El Atlético de Madrid empataba a cero con el Levante cuando Simeone recurrió a Thomas. Cuando el partido ya agonizaba, el ghanés firmó una jugada memorable. Cogió el balón, eludió a varios defensas y, con un punterazo, superó a un desacertado Mariño para colocar líder de la Liga al Atlético.
Aquella heroicidad frente al Levante no fue flor de un día. Con pocos minutos, Thomas venía demostrando que tenía el nivel necesario para jugar en este Atleti. Así, el ghanés terminaría siendo un cambio habitual para Simeone en el tramo final del año, jugando incluso la final de la Champions. Sin embargo, había algo en él que no terminaba de convencer al argentino. Su capacidad para sumarse al ataque contrastaba con su disciplina táctica, imprescindible en el esquema del ‘Cholo’. De ahí que, poco a poco, Thomas fuera moldeando su manera de jugar.
Pero si algo destaca en ‘Senegal’ –tal y como lo apodaba su padre– es su silencio. Siempre lejos de los focos, Thomas es un chico discreto, introvertido, cuyo trabajo se aleja del centro de las cámaras. Su posición en el campo es un fiel reflejo de su personalidad. Nada de fama, solo trabajo sucio. Del que nadie habla. Del que todos reclaman. Así, en silencio, Thomas siguió evolucionando a las órdenes de Simeone. Cada vez con más minutos, el joven ghanés descubrió la pasada campaña una nueva faceta de su juego: su polivalencia. De ese modo, el africano pasó de la medular al lateral derecho, donde terminó jugando el último partido del Vicente Calderón a un nivel sobresaliente.
Sin embargo, el reciente inicio de curso ha consolidado definitivamente a Thomas. Después de varios años de trabajo en la sombra, de aprovechar cada oportunidad que le otorgaba Simeone en el campo, al canterano colchonero le ha llegado la ocasión de convertirse en el pivote indiscutible del Atlético. Con el ‘5’ de Tiago a la espalda, el enorme legado del luso reside sobre sus espaldas. Pero Thomas, siempre callado, ha demostrado al ‘Cholo’ y a toda la parroquia atlética que está más que preparado para liderar la medular colchonera. 229 pases buenos y 43 recuperaciones en seis partidos de Liga son los impresionantes números del ghanés. Cifras que hablan por sí solas.
A día de hoy, ya nadie en el Metropolitano cuestiona el papel de Thomas Teye Partey en el once titular del Atlético de Madrid. Con silencio y mucho, muchísimo trabajo, el centrocampista de Ghana ha pasado de ser una joven promesa a convertirse en el astro más brillante de las Estrellas Negras. Satisfecho con su enésima obra maestra, Simeone sonríe para sí mismo. Ya tiene el ancla que añoraba.

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