El fracaso no puede ser esto (1-1)

El fútbol que hubo en la final daría para rellenar apenas un par de párrafos de cualquier crónica que quiera contar lo que verdaderamente sucedió. El Madrid, en lo que seguramente será narrado como un ejercicio camaleónico e innovador, una jugada maestra de Zidane, intentó ganar al Atleti haciendo lo que mejor sabe hacer el Atleti. Salió intenso, sabedor de lo que tenía entre manos, muy juntito, replegado, tratando de poner la vida en cada acercamiento al área, porque sabía que habría pocos. Así, se encontró con todo de cara al anotar Sergio Ramos un gol en claro fuera de juego, pero, claro, qué ha de importar eso. El Atleti quedó muy tocado y el Madrid, que ahí pudo matar la final, no se atrevió a hacerlo, o tal vez no pudo hacerlo. Optó por refugiarse, por protegerse, por esperar. Optó por ser el Atleti y como no lo es, la estrategia terminó saliéndole mal.

En el descanso, Simeone dejó en el banco a un Augusto al que la final le pasó por encima y apostando por la velocidad de Carrasco, cambió el signo del partido. En los primeros compases de la reanudación Griezmann mandó al palo un penalti cometido sobre Torres. El Atleti había recuperado su uniforme, y a lomos de esa otra desgracia temprana, siguió insistiendo en sus valores, los que le habían llevado hasta allí, y que pueden resumirse en esa manida frase que tantas veces han escuchado: nunca dejes de creer. No lo hicieron los de Simeone, e insistieron e insistieron, con más corazón que cabeza, con más ilusión que claridad. El Madrid pudo sentenciar en una contra y la ley que establece los contrapesos absurdos del fútbol hizo que Carrasco empatara en la siguiente jugada tras un buen pase de Juanfrán. Ahí tuvo el Atleti el título en el arreón que acompañó el gol. Pero no le alcanzó para hacer un segundo. Llegó la prórroga y ésta no fue sino una moneda tirada al aire a cámara lenta. Parecía que el Madrid acusaba el físico, parecía que el Atleti sería más, que iría a devolver Lisboa en una venganza precisada con mortífera exactitud. Pero no fue así. Los de rojo y blanco no pudieron, el derrumbe físico era cosa de los dos, vinieron los calambres, las lesiones, y la moneda que ya estaba en el aire, despacio, fue cayendo hasta golpear el suelo en una tanda de penaltis que marca una nueva muesca en la tragedia de un club en una competición que se le resiste de una forma angustiosa.

Pero un partido como el de ayer es algo más que fútbol. Una final como la de ayer es todo un tratado sobre el éxito, tan sobrevalorado, y también sobre el fracaso, tan devaluado, en una sociedad como la actual, ahíta de valores, esclava de lo efímero. Juanfrán, un tipo que podría llevar con orgullo la bandera de la dignidad, de la superación, del respeto. Un tipo que supo reinventarse a sí mismo, comprender donde estaba, entender quiénes le rodeaban. Juanfrán, un auténtico ejemplo para los niños, un tipo que entrega todo en cada instante, uno de esos ídolos silenciosos que saben que lo verdaderamente importante es no olvidar nunca que éste es un deporte de equipo. Juanfrán, ese tipo barbudo al que dan ganas de abrazar y agradecer, aunque seas de un equipo rival, ese tipo al que uno le gustaría que se pareciera su hijo, por la constancia, por la caballerosidad, por la mirada limpia, por el alma vacía tras cada partido disputado. Juanfrán, ese tipo, la tiró al palo y abrió el engañoso abismo que separa el éxito del fracaso.

La tiró al palo y entonces, los héroes son los otros. Nos enseñan eso, nosotros mismos lo asumimos, el héroe es quien gana, y quien no lo hace, fracasa. Pero un partido como el de ayer nos deja irremisiblemente pensando en el tipo de la barba llorando y pidiendo perdón, porque con su ejemplo, todo ha terminado en fracaso. Así, viendo a Juanfrán llorando junto a su hijo, la final nos enseñó a todos que el fracaso no es esto, por más que nos lo vayan a repetir muchas veces a lo largo de nuestra vida. El fracaso no es esto, recuérdenlo cada vez que les digan lo contrario, no pierdan nunca de vista la imagen de ese tipo con barba que la tiró al palo y ya no pudo dejar de llorar. No sé muy bien qué narices es el fracaso, pero estoy seguro de que debe ser otra cosa, no esto. El fracaso no puede ser esto.

 

Foto: Álex Marín – clubatleticodemadrid.com

 

 

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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6 Comentarios

  1. Tres derrotas; 1974 en el último minuto, 2014 en el descuento, 2016 en los penaltis
    ¿Pupas?

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  2. ¡Claro que no es un fracaso!
    El fracaso es lo que hacen los prepotentes, dando méritos a un Madrid que ganó gracias a un gol en fuera de juego, pero, bueno como dices, eso ¿Qué importa? ¿A quién importa? sólo a nosotros.
    He visto al Cholo decaído, creo que en caliente, se dice lo que se piensa en el momento, pero sé que no nos va a dejar tirados. Sus jugadores y nosotros, su afición, creemos en él, y todos tenemos que levantarnos, y preparar la próxima temporada con la misma ilusión y pasión que siempre.
    Algún día, lo sé, la suerte ha de aliarse con nuestro equipo.
    Y a Juan Fran y Griesman, un fuerte abrazo, de toda la familia rojiblanca, de la cual ellos forman parte, y…….. ¡a levantarse ya!

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  3. Me pregunto ¿Qué más hay que hacer?
    La Champions es un producto que hay que vender, una máquina de hacer dinero, luce más en las vitrinas del Real Madrid.
    Ya tiene sentido el min 93, el fuera de juego, etc,..

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  4. Pues hay que empezar por hacer un reparto más equitativo del dinero que genera la liga, es como correr el Mundial de motociclismo en scooter, estoy cansado de ser el sparring del Real y del Barcelona.

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  5. la temporada no ha sido un fracaso, pero ..rectificar es de sabios.., que juanfran fallara el penalti es anecdotico, si no hubiera sido el hubiera sido cualquier otro..los jugadores del atleti estaban presionados, a diferencia de los del madrid, al tirar los penaltis, por que veian claro que ningun jugador del madrid iba a fallar sus penaltis..oblack, por su envergadura y colocacion. y por que la defensa atletica, no permite tirar comodamente a sus rivales, es con toda justicia uno de los porteros menos batidos del mundo, pero en los penaltis es un cono…..es increible que ni simeone, ni el mono, vean que ante una tanda de penaltis, hay que reservarse un cambio para el portero..moya o el tercer portero, tirandose aleatoriamente a un lado u otro, hubieran tensionado a los delanteros del madrid, con lo que quizas hubieran conseguido que estos ajustaran mucho sus tiros al poste, y como juanfran fallaran..no es culpa de oblack, el nos salvo en varias ocasiones ayer..pero simeone ahi no estuvo a la altura..de todos modos los verdaderos culpables de la derrota fueron augusto y griezmann..pero sin este no hubieramos llegado a la final..es cierto que esta liga se nos ha escapado dandoles oportunidades a vieto o jackson..y con la lesion de tiago..pero ¿por que me queda ese regusto a que se perdio con el levante y nos elimino de la copa el celta, por un exceso de tenerselo creido? ¿por que ya no metemos goles de estrategia, o koke saca corners peligrosos? ¿por que la defensa atletica es tan vulnerable ultimamente en las jugadas a balon parado y sobre todo por alto?
    simeone a sus años es un magnifico entrenador y es necesario en el atleti, pero,si con los años va siendo mas flexible en sus ideas…sera muy grande..animo..si la temporada que viene se juntan en el atleti simeone, costa y oliver, con la ayuda de los demas puede ser un gran año…

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  6. Fracaso? Yo no me siento un fracasado, lo que me siento es atracado que es diferente. Porque el marcador final dice 1-1.Fallar un penalti, tirar al palo, que te metan un gol en el 93 son lances del juego que se pueden mejorar o entrenar, Pero un gol en fuera de juego no se puede entrenar es una infraccion del reglamento que se tiene que sancionar y ahi ya estas en manos de señores que nosotros no controlamos.
    Ahora y siempre AUPA ATLETI. VOLVEREMOS

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